EL TABAQUISMO
El fumar (inhalar y exhalar los humos producidos al quemar el tabaco), conduce a una intoxicación crónica denominada tabaquismo.
Las hojas secas de la planta del tabaco se fuman en pipa o en puro, pero la forma más extendida es el cigarro o cigarrillo.

Historia

El tabaco es una planta originaria de América. Los primeros europeos que llegaron al continente americano observaron que los indígenas fumaban en pipa las hojas del tabaco, e introdujeron esta práctica en Europa a mediados del siglo XVI. Posteriormente el diplomático francés Jean Nicot, al que la planta debe el nombre genérico (Nicotiana), lo introdujo en el resto de Europa desde donde se difundió progresivamente al resto del mundo.

 

 

Composición del cigarrillo

     Con el encendido de un cigarrillo se liberan numerosos componentes: alquitrán, cianuro, benceno, monóxido de carbono, óxido de nitrógeno y nicotina por nombrar solamente algunos.

Adicción al tabaco

La nicotina, alcaloide del tabaco, es el componente principal cuando nos referimos a la dependencia física que crea este hábito ya que es una droga de alto poder adictivo.

    El fumar afecta al corazón en distintos aspectos. Aunque la mayoría de las personas están muy al corriente de la relación existente entre fumar cigarrillos y el cáncer de pulmón y otras enfermedades del aparato respiratorio, muchos aun desconocen a este hábito como un factor de riesgo en la hipertensión y en el total de las patologías circulatorias.

El fumador: Su ambiente social y sus necesidades.

     El fumar pareciera ser, en su origen, producto de la socialización del individuo. El concepto de socialización denota el proceso por el que se transmite la cultura de una generación a la siguiente.
No sólo se fuma en algún momento motivado por la acción de otros (por ejemplo, se fuma para impresionar a alguien, o para dar sensación de seguridad al que observa, etc.), sino que se comienza a fumar debido a que otros fuman como acto habitual. El acto de fumar aparece como legítimo para el fumador, debido a que "otros" (muchas veces famosos o respetados, o muy cercanos al fumador potencial), también lo hacen.
Los agentes más directos de la socialización de este hábito son la familia y los grupos primarios con los que el individuo interactúa frecuentemente.

     Podríamos decir que se puede fumar de una manera afectiva (por placer o descarga de la ansiedad) y que es el caso de los fumadores de menos de 10 cigarrillos diarios, y por hábito en el caso de los fumadores que superan los 10 cigarrillos diarios. Es en este último caso donde apreciamos, a través de la cantidad de cigarrillos consumida diariamente, el grado de dependencia hacia la adicción.
Los seres humanos tienen determinadas necesidades, las que dan lugar a toda una serie de comportamientos y acciones tendientes a su satisfacción: necesidades fisiológicas; de seguridad; de pertenencia y afecto; de estima y de realización de sí mismo.
Lo más común es que se comience a fumar en la adolescencia, ya sea como una actitud de rebeldía o para no sentirse desplazado del grupo si ese entorno está compuesto mayoritariamente por fumadores. Otra posibilidad es que el adolescente fume "para sentirse más adulto".
Resumiendo, tres razones por las cuales el ser humano fuma:

    Necesidad de intensificar sus sentimientos positivos o aminorar sentimientos negativos
    Identificación con el entorno.
    Adicción psicológica.
  Magnitud noxal del tabaquismo

     El tabaquismo es la mayor epidemia que enfrenta la humanidad y, como otras enfermedades que dependen del comportamiento humano es de alta morbimortalidad. Adicción legal, su consumo se estimula libremente, al menos en nuestro país. Su impacto en el ser humano se entiende cuando se conoce que en EE.UU. mueren 300.000 personas por año y en nuestro país, con una población 9 veces menor, 40.000.
La OMS estima actualmente en 1.000 millones el número de fumadores en el mundo, es decir alrededor de un tercio de la población de 15 años en adelante. Sobre este total, 800 millones habitan en los países en desarrollo.

     Según los especialistas en cardiología el tabaquismo afecta al aparato circulatorio en distintas formas:
Aumenta la cantidad total de colesterol en la sangre, elevando los niveles de LDL o "colesterol malo". Además, puede reducir los niveles de HDL o "colesterol bueno"
La nicotina, además de tener como droga un alto poder adictivo, produce una estimulación nerviosa sobre las glándulas suprarrenales que da como resultado la producción de adrenalina. Esta sustancia acelera la frecuencia cardiaca aumentando las necesidades de oxígeno del corazón y obligando a este órgano a trabajar más y en condiciones más desfavorables.
Además, al producir vasoconstricción, aumenta la resistencia vascular periférica. En resumen, comprendiendo que existen acciones sobre múltiples órganos, aparatos o sistemas, la nicotina y demás componentes:

  1. favorecen la dislipidemia (disminuyendo el HDL y aumentando el LDL y los triglicéridos);
  2. deterioran la vaso reactividad (por aumento del tono vascular con inducción al espasmo);
  3. crean un estado de hipercoagulabilidad (por aumento de la agregación de plaquetaria, y de la viscosidad de la sangre) favoreciendo la trombosis;
  4. conducen a la hipoxia tisular, disminuyendo el umbral isquémico;
  5. favorecen la producción de grasa central.

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