AMERINDIOS



  Amerindio es una palabra que se deriva de la locución ‘indio americano’, cuyo uso y alcance semántico difiere ligeramente de unos autores a otros.

   Amerindio son los indígenas que habitaban las tierras americanas antes de los colonizadores, se le llama así porque colon creía haber llegado a la india donde los habitantes se les conocían como indios, pero como no era la india era América se los llamo amerindios, por América y por indios que creía colon que eran estas personas.


Rasgos generales
El término amerindios engloba a las poblaciones que habitaban en el continente americano con anterioridad a su descubrimiento y colonización en época moderna, y a sus descendientes. Se hace excepción de los esquimales, cuyas características raciales son puramente mongólicas, y cuyo hábitat se extiende indiscriminadamente a lo largo de las costas árticas de Asia y América.

Caracteres físicos. Hace muchos años que la división del género humano en cuatro razas -blancos, negros, amarillos y rojos o cobrizos- que tradicionalmente se empleó en Europa quedó obsoleta debido al progreso de los conocimientos antropológicos. En concreto, los pueblos amerindios, a los que se agrupaba bajo el término raza roja o cobriza, están étnicamente emparentados con los habitantes del este y sudeste asiáticos. Es sabido que la denominación de "hombres rojos" se debe a las pinturas con las que se adornaban el rostro los primeros nativos de América encontrados por los exploradores europeos, aunque el término "pieles rojas" fue dado para denominar a los indígenas norteamericanos debido a un tono rojizo de su piel.


Aunque las características físicas esenciales de los pueblos amerindios son fundamentalmente mongoloides, lo cierto es que presentan notables diferencias entre unos y otros, lo que dificulta realizar una descripción general. En términos amplios, puede decirse que el indio americano es de estatura variable entre baja-mediana y alta, siendo en general alta entre los indios de las praderas y de los bosques en el norte y los patagones en el extremo sur del continente, y baja o mediana en el resto del continente (155-160 cm de media los mayas y otros pueblos centroamericanos, 170-174 cm los yuma y algunos indios de las praderas, 168-180 cm los patagones). 

   Las extremidades son más bien cortas, la cintura poco marcada, y la coloración de la piel generalmente pardoamarillenta, si bien en algunos casos llega al amarillento casi blanco. El cabello es negro y lacio, y la vellosidad facial y corporal escasa. No es corriente la calvicie ni el cabello canoso. El rostro suele ser ancho (las poblaciones amerindias son braquicéfalas, a excepción de algunos grupos del este de Norteamérica y de las selvas amazónicas, predominantemente mesocéfalos, y de los fueguinos y uru-chipaya, casi dolicocéfalos), los pómulos marcados y la nariz carnosa, generalmente menos achatada que en el caso de los pobladores del este de Asia, con los que tantos rasgos físicos tienen en común los amerindios. Los ojos son castaños o castaños oscuros, aunque no suele ser marcado el pliegue mongólico en los adultos.



















El ingreso al continente  por el Estrecho de Bering 
   La potencial causa de esta filiación o tendencia racial considerando que la raza como concepto más que una división natural es una construcción sociocultural con base en ciertas predisposiciones biológicas clasificadas según las necesidades de una cultura es que los americanos originarios ingresaron a nuestro territorio por el norte, especialmente el Estrecho de Bering durante la glaciación de Wisconsin hace al menos 25 mil años, mediante posibles múltiples movimientos poblacionales acaecidos en distintos momentos históricos por diferentes rutas como, por ejemplo, puente de Bering o el casquete de hielo subpolar que llegaba hasta Baja California al norte de México. Este poblamiento se desarrolló a partir de grupos diferenciados biológicamente que se diversificaron al distribuirse y asentarse en Jistintas zonas del continente.



VIOLENCIA CONTRA LA MUJER


Artículo 42: “La violencia doméstica es toda conducta activa u omisiva, constante o no, de empleo de fuerza física o violencia psicológica, intimidación, persecución o amenaza contra la mujer por parte del cónyuge, el concubino, ex cónyuge, ex concubino, persona con quien mantiene o mantuvo relación de afectividad, ascendientes, descendientes, parientes colaterales, consanguíneos y afines”.
















   La violencia contra la mujer es un tema que pica y se extiende cada vez que sale a la luz pública un caso lamentable. Según las Naciones Unidas, al menos una de cada tres mujeres ha sido golpeada, forzada a mantener relaciones sexuales o sufridas otro tipo de malos tratos a manos de su pareja. Ciertamente vivimos un clima de violencia como forma de resolver los conflictos. Y aunque tenemos una LEY ORGÁNICA SOBRE EL DERECHO DE LAS MUJERES A UNA VIDA LIBRE DE VIOLENCIA, que tipifica 19 tipos de maltrato que incluso pueden llevar al agresor a pagar una larga condena, todo eso se queda en el papel.

   Incluso esa legislación da facultad a la sociedad para denunciar esos actos. Pero cuando es la misma agredida la que debe llevar la citación judicial (pues así lo dice el articulado) a su victimario, entonces todo se vuelve un círculo vicioso, pues antes de que ella le entregue el papel puede ser de nuevo golpeada, y hasta más ser asesinada. 



Denuncia la violencia

¿Quién puede denunciar?

· La mujer agredida

· Los parientes consanguíneos o afines.

· El personal de salud de instituciones públicas y privadas que conocan casos de violencia previstos en la referida ley.

· Las Defensorías de los Derechos de la Mujer a nivel nacional, estadal y municipal, adscritas a los institutos, nacionales, metropolitanos, regionales y municipales, respectivamente.

· Los consejos comunales y otras organizaciones sociales.

· Cualquier otra persona que conozca la situación de violencia.


¿Dónde denunciar?

· Ministerio Público.

· Prefecturas y jefaturasciviles.

· División de protección en materia de niño, niña, adolescente, mujer y familia del cuerpo de investigación con competencia en la materia.

· Órganos de policías.

· Unidades de comandofronterizas.

· Tribunales de municipios en localidades donde no existan los órganos anteriormente nombrados.

· Cualquier otro que se atribuya esta competencia.


También puede solicitar orientación de manera gratuita comunicándose al 0800-MUJERES (0800-685.37.37) ó marcando *112 de Movilnet.

















Revolución Feminista

 El Gobierno que dirige el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez, se ha preocupado por diseñar todo un marco jurídico para proteger a las mujeres de la Patria.

 Por tal motivo, el Ministerio del Poder Popular para la Mujer y la Igualdad de Género (MinMujer), orienta las políticas públicas, planes, programas y proyectos del Estado Venezolano, que impulsa la participación de las mujeres en el Poder Popular y garantiza el ejercicio de sus derechos y la igualdad de género, establecidos en la Constitución Nacional de la República Bolivariana de Venezuela.

Por otra parte, se cuenta con el Instituto Nacional de la Mujer (InaMujer), que se encarga de las políticas y programas de prevención y atención de la violencia contra las mujeres, además coordina las “Casas de Abrigo”, albergues destinados a las víctimas, en los casos en que la permanencia en el domicilio o residencia implique amenaza inminente a la integridad de la mujer.



FRANCISCO DE MIRANDA

   Sebastián Francisco de Miranda Rodríguez nació en Caracas el 28 de marzo de 1750 de un padre de las Islas Canarias y una madre venezolana. Por ese entonces, la elite venezolana estaba compuesta por los españoles de la península ibérica y los criollos que integraban la oligarquía y que eran conocidos como “mantuanos” por los mantones que usaban las mujeres. Los inmigrantes canarios, que representaban un grupo significativo, no eran considerados parte de la elite y en cambio eran tratados con cierto desprecio por la elite caraqueña. Esto causó que la familia de Miranda decidiera que era mejor que viajara a España.



Las primeras experiencias en España

   Una vez que llegó a Cádiz en 1771, Miranda comenzó a cultivar lo que sería su impresionante conocimiento. Leyó extensamente a Bartolomé de las Casas, John Locke, David Hume y Edmund Burke y poco a poco logró insertarse en el ejército real y ser nombrado capitán de los ejércitos reales llegando incluso a participar en varias guerras en África. A su regreso, sin embargo, la discriminación que había ensombrecido a su familia lo persiguió y algunos funcionarios que no lo estimaban comenzaron a hacerle problemas e incluso la Santa Inquisición le abrió una investigación por leer textos que consideraba inapropiadas.
En 1780, en busca de nuevos horizontes y experiencias, Miranda se unió a las fuerzas de Francia y España que lucharon en contra de los ingleses para contribuir a la independencia de los Estados Unidos. Participó, por ejemplo, en la toma de Pensacola en Florida, un territorio que antes había sido colonia española pero que había sido entregada a Gran Bretaña después de la Guerra de los Siete Años.


El desarrollo de sus ideas independentistas

   Su gran desempeño en esta misión rindió frutos y a Miranda le encomendaron un viaje a Jamaica, que posteriormente lo terminó conduciendo a Estados Unidos. Una vez ahí, Miranda conoció a ilustres figuras como Washington, Hamilton, Paine, entre otros lo que le generó la más firme de las convicciones que lo acompañó durante su vida: un Estado europeo debía apoyar a las colonias para alcanzar la independencia.
Miranda se obstinó en concretar su ideal independentista. En reuniones secretas le propuso a Gran Bretaña apoyar la emancipación de lo que él denominó Colombia, un territorio que abarcaría desde el Rio Mississippi al cabo de Hornos, pero estos le dijeron que solo estarían dispuestos a unirse a su causa en caso que se desatara la guerra con Francia y España. Los ingleses lo mantuvieron sin confirmarle nada ni concretar oferta alguna, e incluso, en un momento, aún después de fuerte insistencia, se rehusaron a devolverle la información detallada que Miranda les había proporcionado para sustentar su plan de acción. Desanimado por el rechazo, no dudó en partir a Francia para confirmar si los franceses tenían planes en América, y evidentemente, también para probar la suerte de su plan con ese país.





















La influencia francesa

   Una vez ahí Miranda entendió que la independencia de las colonias no era la prioridad de los franceses ya que estos se encontraban afrontando sus propias disputas. Irónicamente, por una serie de hechos terminó ocupando un cargo como General de la Revolución Francesa, lo cual lo llevó a participar en importantes batallas como la de Valmy y la toma de Amberes, algo que lo llevaría años después a que su nombre sea inscrito en el Arco del Triunfo. Una vez que la situación política se transformó en Francia y los jacobinos asumieron el poder, Miranda nuevamente fue blanco de la justicia pero finalmente terminó libre de cualquier acusación en su contra y se estableció en París.
El perpetuo sueño independentista no lo abandonaba. Entabló diálogo con un grupo secreto de republicanos en España y terminó firmando el Acta de París, una suerte de declaración que le encomendaba a Miranda y a otros intentar concretar el apoyo de Gran Bretaña y Estados Unidos para luchar por la independencia del continente.

   Miranda concebía esa independencia como un sistema que incluía una monarquía constitucional, un sistema federal regido por un Inca hereditario y una legislatura bicameral. En aras de fortalecer esos deseos, en 1798 fundó la Gran Reunión Americana, una organización que aglutinó a las personas que compartían la visión de la independencia de las colonias.


A liberar Venezuela

   Finalmente en 1806 Miranda armó una expedición formal al puerto de Coro en Venezuela pero, desafortunadamente, la misma no tuvo éxito. Los mantuanos, preocupados de que la libertad también le fuera extendida a sus esclavos, no lo apoyaron. Ante el fracaso Miranda terminó regresando a Londres y se dedicó a escribir sobre sus ideas en el periódico El Colombiano y a fortalecer el trabajo de la Gran Reunión Americana.
En 1810 la Junta Central de Sevilla cayó lo que lo que sirvió para fortalecer el espíritu independentista y trajo a Bolívar, Andrés Bello y López Méndez a Gran Bretaña para solicitar apoyo del gobierno en sus luchas. En Londres, los tres terminaron convenciendo a Miranda de la importancia de que se uniera a los esfuerzos en América y regresara a Venezuela. El 5 de julio de 1811 declararon la independencia de Venezuela pero el desenlace no fue fácil. Casi 2/3 del país no quiso unirse. Por si fuera poco, en 1812 un terremoto de gran escala destruyo prácticamente Caracas lo cual la iglesia aprovechó para argumentar que había sido un castigo divino, naturalmente complicando las tensiones existentes.

   En medio de la crisis, en 1812 Miranda fue nombrado Presidente, pero, sin apoyo real, un motín liderado por los criollos lo puso en una situación difícil que lo llevó a optar por firmar un armisticio con los realistas para evitar una mayor violencia. Justo cuando estaba listo para salir del país, Bolívar, quien interpretó ese acto como una traición lo arrestó y lo entregó a los realistas que posteriormente lo enviaron a Puerto Rico, y de ahí a España, donde murió victima de una apoplejía en 1816.







AUTOESTIMA


   Puede definirse la autoestima como el sentimiento de aceptación y aprecio hacia uno mismo, que va unido al sentimiento de competencia y valía personal. El concepto que tenemos de nosotros mismos no es algo heredado, sino aprendido de nuestro alrededor, mediante la valoración que hacemos de nuestro comportamiento y de la asimilación e interiorización de la opinión de los demás respecto a nosotros. La importancia de la autoestima radica en que nos impulsa a actuar, a seguir adelante y nos motiva para perseguir nuestros objetivos.


Las personas con alta autoestima se caracterizan por lo siguiente:

  • Superan sus problemas o dificultades personales.
  • Afianzan su personalidad.
  • Favorecen su creatividad.
  • Son más independientes.

   Tienen más facilidad a la hora de tener relaciones interpersonales.
Cuando tienes una autoestima alta, te sientes bien contigo mismo; sientes que estás al mando de tu vida y eres flexible e ingenioso; disfrutas con los desafíos que la vida te presenta; siempre estás preparado para abordar la vida de frente; te sientes poderoso y creativo y sabes como " hacer que sucedan cosas " en tu vida.
















Por el contrario, las personas con una baja autoestima:

- Falta de credibilidad en sí mismo, inseguridad.

- Atribuir a causas internas las dificultades, incrementando las justificaciones personales.

- Desciende el rendimiento.

- No se alcanzan las metas propuestas.

- Falta de habilidades sociales adecuadas para resolver situaciones conflictivas (personas sumisas o muy agresivas).

- No se realizan críticas constructivas y positivas.

- Sentimiento de culpabilidad.

- Incremento de los temores y del rechazo social, y, por lo tanto, inhibición para participar activamente en las situaciones.



















¿CÓMO MEJORAR LA AUTOESTIMA?
   Es necesario conocer cómo funcionamos, es decir, cuáles son nuestras fortalezas y aspectos positivos y cuáles son nuestras limitaciones. A partir de esta valoración, decidiremos qué aspectos deseamos mejorar y cuáles reforzaremos. El plan de acción para cambiar determinadas características debe ser realista y alcanzable en el tiempo (por ejemplo, la edad que tenemos es inamovible, la altura es otro factor poco variable a determinadas edades, etc.). Es decir, tenemos características que tendremos que aceptar y con las que convivir, intentando sacar partido y ver su aspecto positivo.


Veamos quince claves para mejorar la autoestima:

1. No idealizar a los demás.

2. Evaluar las cualidades y defectos.

3.Cambiar lo que no guste.

4.Controlar los pensamientos.

5.No buscar la aprobación de los demás.

6.Tomar las riendas de la propia vida.

7.Afrontar los problemas sin demora.

8.Aprender de los errores.

9.Practicar nuevos comportamientos.

10.No exigirse demasiado.

11.Darse permisos.

12.Aceptar el propio cuerpo.

13.Cuidar la salud.

14.Disfrutar del presente.

15.Ser independientes.
















AUTOCONCEPTO (Una parte importante de la autoestima)

¿Qué es el autoconcepto?. Es el concepto que tenemos de nosotros mismos. ¿De qué depende?. En nuestro autoconcepto intervienen varios componentes que están interrelacionados entre sí: la variación de uno, afecta a los otros (por ejemplo, si pienso que soy torpe, me siento mal, por tanto hago actividades negativas y no soluciono el problema).

- Nivel cognitivo - intelectual: constituye las ideas, opiniones, creencias, percepciones y el procesamiento de la información exterior. Basamos nuestro autoconcepto en experiencias pasadas, creencias y convencimiento sobre nuestra persona.

- Nivel emocional afectivo: es un juicio de valor sobre nuestras cualidades personales. Implica un sentimiento de lo agradable o desagradable que vemos en nosotros.

- Nivel conductual: es la decisión de actuar, de llevar a la práctica un comportamiento consecuente.

Los factores que determinan el autoconcepto son los siguientes:

*La actitud o motivación: es la tendencia a reaccionar frente a una situación tras evaluarla positiva o negativa. Es la causa que impulsa a actuar, por tanto, será importante plantearse los porqués de nuestras acciones, para no dejarnos llevar simplemente por la inercia o la ansiedad.

*El esquema corporal: supone la idea que tenemos de nuestro cuerpo a partir de las sensaciones y estímulos. Esta imagen está muy relacionada e influenciada por las relaciones sociales, las modas, complejos o sentimientos hacia nosotros mismos.

*Las aptitudes: son las capacidades que posee una persona para realizar algo adecuadamente (inteligencia, razonamiento, habilidades, etc.).

*Valoración externa: es la consideración o apreciación que hacen las demás personas sobre nosotros. Son los refuerzos sociales, halagos, contacto físico, expresiones gestuales, reconocimiento social, etc.


AUTOESTIMA PRECISA

   Ya sabemos que la autoestima es uno de los factores más relevantes para el bienestar personal y una clave para relacionarnos con el entorno de una forma satisfactoria.

   Si nuestra tendencia es a sobrevalorar las dificultades o defectos sin valorar las propias capacidades o posibilidades, la suma global (la percepción de uno mismo) hace que nos sintamos insatisfechos. Si esta forma de pensar está generalizada, nuestras actuaciones van a estar sesgadas o actuaremos con temor y hay más posibilidades que los fallos se repitan en el futuro.

   También podemos tener un pensamiento distorsionado en el sentido contrario, si lo que tenemos es un sentimiento exagerado de autoestima, nos puede crear problemas, lo cual ocasionará que no podamos resolver los problemas de forma adecuada.


Aceptación de límites y capacidades

   En esta sociedad se nos pide que seamos perfectos, ¡Los mejores!; esto choca frontalmente con nuestra vivencia. Lo adecuado es en sentir una parte de nosotros como maravillosa, aquella que se refiere a nuestras capacidades. Somos buenos para unas cosas, tenemos cualidades que ponemos o no en práctica, hemos conseguido cosas, entre otros.

   La otra parte de nosotros alberga los límites. Si a veces somos odiosos, nos enfadamos, somos débiles o miedosos, no sabemos qué hacer, e incluso nos equivocamos. La parte de los límites es la que intentamos esconder, la que nos avergüenza de nosotros mismos. Ponemos tanta atención en nuestros defectos que no hacemos sino hacerlos más presentes y empeorar las cosas, por no aceptarlos, cambiar o salir de ellos. Toda esta energía puesta en los límites nos impide desarrollar las capacidades y superarnos.

   Necesitamos aceptarnos como un todo, con límites y capacidades. Querernos sin condiciones. Sólo así sentiremos el aumento de la autoestima. Necesitamos estimar lo mejor de nosotros y lo menos bueno.




ASERTIVIDAD

   La asertividad es la capacidad de autoafirmar los propios derechos, sin dejarse manipular ni manipular a los demás. Los comportamientos asertivos suponen un saber defender las propias necesidades frente a las exigencias de los demás sin llegar a utilizar comportamientos agresivos o violentos.

   La asertividad es el punto medio entre los comportamientos inhibidos propios de las personas tímidas o inseguras y los comportamientos violentos propios de las personas agresivas y egoístas.

   Pongamos como ejemplo que alguien le pide el coche a otro que no desea prestarlo, éste puede reaccionar de diferentes maneras:

De forma inhibida: "bueno... te lo presto..."

De forma agresiva: "¡no me da la gana de prestártelo!"

De forma asertiva: "lo siento, pero no acostumbro a prestarlo"

   La persona inhibida y sumisa no defiende sus propios derechos, respeta a los demás pero no se respeta a sí misma. Sus esquemas mentales son del tipo: "Lo que yo piense o sienta no importa. Importe lo que tu sientas o pienses", "Es necesario ser querido y apreciado por todo el mundo" o "si digo lo que pienso los demás se molestarán conmigo". Sus sentimientos suelen ser frecuentemente de frustración, impotencia, culpabilidad y baja autoestima, ansiedad y temor. Sus comportamientos son inseguros: vacilaciones, bajo volumen de voz, bloqueos y silencios. Con frecuencia tiene quejas no manifestadas hacia los demás del tipo: "X es egoísta y se aprovecha de mí". Cuando ya no puede más puede experimentar "explosiones" agresivas bastante incontroladas resultado de la acumulación de tensiones.

   La persona agresiva defiende sus derechos de forma excesiva, no respetando a los demás y frecuentemente generando conflictos por este hecho. Carece de habilidades para relacionarse con la debida "sensibilidad" o empatía. Sus esquemas mentales son del tipo: "Si no soy fuerte los demás se aprovecharán de mi", "Lo importante es conseguir lo que yo quiera", "Hay gente mala y vil que merece ser castigada". Sus sentimientos suelen ser de enfado, sentimiento de injusticia, soledad y abandono, baja autoestima, frustración y falta de control. Sus comportamientos son agresivos y retadores: contacto ocular desafiante, cara tensa, tono de voz elevado, interrupciones y habla tajante.

   La persona asertiva sabe respetar a los demás sin dejar de respetarse a si misma. No pretende entrar en el esquema de ganar o perder en la relación con los demás, sino en ¿cómo podemos llegar a un acuerdo favorable a ambos? Su manera de pensar es más racional, actuando de forma más adaptativa a su vida y circunstancias. Sus sentimientos son más estables y controlados que los de las personas inhibidas o agresivas y derivado de todo esto su sentido de autonomía, autosuficiencia y autoestima es elevado.

   Dicho todo esto podemos decir que no podemos clasificarnos en cada uno de estos tres tipos de personas. Todos tenemos en mayor o menos proporción algo de cada tipo. Pero lo que nos interesa es aumentar nuestro nivel de asertividad en detrimento de los otros tipos.

Para obtener una idea sobre tu nivel de asertividad puedes realizar el test de asertividad.

















Causas de no ser asertivo.

Las causas de no haber desarrollado la asertividad pueden ser una o varias de las siguientes:

- Los padres o cuidadores han castigado los comportamientos asertivos en el niño de manera directa con amenazas, reprobaciones, privaciones, o de manera indirecta  generándole una serie de normas o valores morales donde no está permitido ser asertivo ("los niños buenos no responden a sus padres".

- Los padres o cuidadores no han castigado los comportamientos asertivos pero tampoco los han reforzado con lo que el niño no ha aprendido a valorar los comportamientos asertivos.

- La persona no ha aprendido a reconocer las señales de valoración de los demás por sus comportamientos asertivos (como las sonrisas o los gestos de simpatía o aprobación) por lo que no reconocerá el valor de desarrollar la asertividad.

- La persona obtiene más refuerzos por sus conductas sumisas. Tal es el caso de la persona tímida y complaciente que con ello consigue:

- El apoyo, la atención y la protección de los demás.

- La consideración y aprobación como "bueno", "responsable" o "admirable".


   La persona obtiene más refuerzos por sus conductas agresivas. Tal es caso de persona agresiva que con ello consigue:

- La atención de los demás.

- El sentir la satisfacción de ser superior a otros.

- El conseguir lo que quiere.


   La persona no ha desarrollado habilidades sociales, por tanto, no sabe identificar cuáles son los comportamientos adecuados a cada momento o situación.

   La persona no conoce o rechaza sus derechos, ya que recibe mensajes "alienantes" del tipo "hay que llegar a ser el primero", "lo importante es llegar no importa cómo" o "es vergonzoso cometer errores", "hay que tener la respuesta adecuada a cada momento", "es horrible mostrarse débil o inseguro".


Los derechos asertivos.

LOS DERECHOS ASERTIVOS BÁSICOS:

- El derecho a ser tratado con respeto y dignidad.

- El derecho a tener y expresar los propios sentimientos y opiniones.

- El derecho a reconocer mis propias necesidades, establecer mis objetivos personales y tomar mis propias decisiones.

- El derecho a cambiar.

- El derecho a decir "no" sin sentirme culpable.

- El derecho a pedir lo que quiero, aceptando a la vez que me lo nieguen.

- El derecho a pedir información y ser informado.

- El derecho a cometer errores.

- El derecho a obtener aquello por lo que pagué.

- El derecho a ser independiente.

- El derecho de gozar y disfrutar.

- El derecho a triunfar.

- El derecho a ser mi propio juez.

- El derecho a decidir el hacerme cargo o no de los problemas de los demás.

- El derecho de dar o no explicaciones sobre mi comportamiento.

- El derecho de no necesitar la aprobación de los demás.

- El derecho de no ser perfecto.

- El derecho a decidir no ser asertivo.